jueves

Los hijos crecen y hay que acompañarlos...

En los primeros años de vida los padres son los principales referentes de sus hijos y permanecerán en ese lugar, a pesar del agitado paso por la adolescencia, es fundamental para ello que el respeto mutuo y el amor sean la base del vínculo.

En este período, los jóvenes entran en un período de transición y transformación en el cual los padres pasan de ser los mejores del mundo a ser los más patéticos del barrio y aquí es cuando comienzan a llegar la consultas de padres porque no saben qué hacer con estos hijos que hasta ayer eran niños traviesos y ahora no paran de cuestionar todo con claras demostraciones de omnipotencia y malas contestaciones.

Esto sucede en la mayoría de los casos, evolutivamente es normal que pasen por esta etapa. Indefectiblemente, comienzan las comparaciones con los padres de sus amigos porque para ellos se abre un mundo nuevo. El mundo se amplia, comienzan a ver otros modelos, situaciones, vínculo y relaciones que antes sólo veían en su casa.
Ahora, ya no se quedan solo con el modelo de la infancia y empiezan a tomar pequeños rasgos de otros que ahora comienzan a ser nuevos referentes para seguir formando la personalidad que los va a acompañar el resto de sus vidas.

Al haber más modelos, hay más variedad por eso siempre los padres tienen la preocupación de las amistades. Los amigos en la adolescencia cobran un lugar preponderante, ya que aquello que antes se compartía con los padres ahora se comparte con los amigos quienes ocupan el lugar de hermanos elegidos, porque van ampliando su familia. Siempre les parece que los padres de los demás son mejores padres que los suyos y sienten que son unos desdichados por estar en ese hogar, esto es parte también de una rebeldía, de un enojo interno por “dejar esos padres perfectos y construir padres reales”. Es importante y necesario que esto suceda para poder acceder a la madurez pero lleva un tiempo que acompañado con la revolución hormonal muchas veces lleva a los padres a pensar que no hay nada más que hacer.

Aunque es una etapa de grandes cambios el escáner perceptual sigue funcionando y registran todo del entorno, sólo que ahora tomarán como verdades absolutas lo que escuchen de su grupo de amigos, profesores, grupo musicales, ídolos deportivos e incluso de las familias de sus amigos. Ahora empezarán a cuestionarlo todo, a criticarlo todo y a creerse omnipotentes porque ellos “ya se las saben todas”.

Hay que poner especial atención en lo importante, los padres siguen siendo los padres, no pueden ocupar el lugar de los amigos y deben ocupar ese lugar, sostenerlo y cuidarlo porque es la manera de apuntar a los hijos en el crecimiento. Nunca deben darse por vencidos ni sentirse abatidos ante los planteos. Es fundamental la coherencia de los padres porque las contradicciones pragmáticas, decir una cosa y hacer otra, los afecta negativamente porque aunque parezcan estar en otra frecuencia siguen siempre conectados a la sintonía familiar.

sábado

"El Cambio y La Queja, una extraña pareja"

"Las personas cambiamos verdaderamente cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo.” Mario Alonso Puig

Es asombroso como nos quejamos pero defendemos con uñas y dientes el sistema de vida que nos llevó a esa queja y cómo nos resistimos a corrernos de allí mediante un cambio de actitud, aunque sea mínimo. ¿Por qué cuesta abordar los cambios? ¿Por qué es más fácil seguir en la queja?

Nos resulta más cómodo quejarnos que abordar el cambio porque es un terreno firme en el cual no estamos cómodos, pero si seguros. La queja en algún punto nos justifica y nos sirve de medio para poner la responsabilidad en un “otro” como la suerte, la vida, mi madre, mis hijos, el trabajo, innumerables quejas…y a su vez, inconscientemente nos sirve de falso escudo protector para encarar “El Cambio” porque mientras nos quejamos no hacemos nada para cambiar y pisar ese terrero que para nosotros es muy incierto y por lo tanto, temido.

El cambio nos enfrenta a un sistema nuevo, desconocido que insume riesgos y nos aleja de nuestro “status quo” o “zona de confort”, lugar en el cual quizá no estemos tan confortables pero que como dice el saber popular…“Mejor malo conocido”. Pero en lo que refiere a nuestra salud mental y nuestro equilibrio emocional, siempre es mejor “Bueno por conocer” porque en todo cambio siempre es mayor el saldo positivo.

Las personas que se animan al cambio, por pequeño que sea para empezar, comienzan a tener pensamientos de la familia del “yo puedo”, su cerebro empieza a actuar en función de esta creencia porque comienza a analizar “si pude con esto, como no voy a poder con lo otro” y así se va activando el círculo de confianza en uno mismo, pieza fundamental para encarar un proceso de cambio. Entonces, la queja mantiene al problema, por lo tanto evita el cambio.

En Psicoterapia se trabaja para que el paciente logre salir de la queja y pueda ponerse en marcha. De eso se trata, de ponernos en acción, renovar los votos de confianza en uno mismo y animarse a transitar nuevos caminos sin importar cuanto tiempo haya transcurrido hasta tomar la decisión del cambio porque nunca es tarde para vivir mejor y siempre es una buena elección...

domingo

Pensamiento Positivo

El Pensamiento positivo es una herramienta clave para llevar adelante nuestros deseos ya que prepara un terreno fértil para que en él se cultiven los mejores resultados. Pero como todo cultivo requiere de esfuerzo y cuidado.

Tener pensamientos positivos es negar la realidad? No, es aceptarla y hacerse cargo que uno puede colaborar en cualquier situación con los resultados a lograr. Aceptar esto es aceptar que somos responsables, en muchas ocasiones, de lo que nos sucede. Ser responsable no significa asumir las consecuencias solamente, sino pensar en el grado de participación que tenemos en el proceso que nos conduce a los resultados.

No alcanza solamente con pensar en positivo, debemos actuar en consecuencia. Desear e ir tras el deseo con hechos. Requiere de acción, preparación y entrenamiento. No lo lograremos soñando desde el sillón del living si no hacemos nada mas que pensar en positivo. Así como un atleta que decide ir a las olimpiadas se prepara, debemos entrenarnos para lograr todo lo que nos proponemos. Las intenciones deben convertirse en acciones. Una buena fórmula puede ser “Voluntad + Dedicación= Resultados Positivos”.

Solo podemos atraer hacia nosotros aquello por lo que estemos dispuestos a hacer un esfuerzo, según lo que se esté dispuesto a hacer es hacia donde se dirigirá el pensamiento. El pensamiento positivo no va a cambiar nuestra vida, pero si va a ampliar nuestra mente y nuestra visión acerca del mundo permitiendo ampliar la posibilidad de resultados.

Entrenarnos positivamente para lograr nuestras metas permite potenciar al máximo la materia prima personal y orientarnos hacia los resultados que buscamos. El pensamiento negativo sesga la visión, la recorta, induciéndonos a que se nos presenten menos opciones o soluciones de las que realmente hay, simplemente porque no podemos verlas.